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domingo

Montañita, Ecuador

Ibamos de camino a Montañita, un bus muy cómodo, por llegar nos faltaban unos 15min, cuando nina me dice que sacara unos audífonos y Oh sorpresa! En la maleta no estaba el bolso donde teníamos dinero, cédulas, los carnet isisc y demás... Nos asustamos mucho, empezamos a preguntarnos, pero que paso? En dónde lo dejamos? dónde fue la última vez que lo vimos! Entonces yo recordé que la última vez que lo vimos fue en ese mismo bus, en las mismos asientos donde ibamos cuando nina me dió un dinero a guardar, el cúal yo puse en la billetera y la billetera la metí dentro del bolso y el bolso en la maleta negra! Estaba ahí, nos habían robado en el mismo bus. Nina se levantó angustiada a mirar debajo de los asientos y vió el bolso tirado en el piso bien escondido y yo dije pero como se iba a salir? :-|, el alma nos volvió al cuerpo, pues no solo estaba una parte del dinero, sino los papeles eran importantes. Abrí el bolso para corroborar que todo estaba bien cuando me doy cuenta que el dinero no estaba y misteriosamente el tipo que estaba detrás de nosotras minutos antes se había cambiado de asiento a uno de la otra hilera, bastante sospechoso. Dijimos ese fue el que nos robo!. Me di cuenta entonces que la maleta la había roto con una navaja o algo filoso, así que vimos que dos asientos del frente estaban vacíos y dijimos ese tipo debe tener una navaja, entoces nos movimos, le avisamos al conductor y a su acompañante, afortunadamente venía de frente una patrulla de policía y el bus le hizo luces y pararon; bajaron al tipo del bus, le esculcaron toda la maleta y le encontraron una gillete partida a la mitad, eso era evidencia que era el culpable, pero luego de despojarlo de toda su ropa no encontraron el dinero, así que el policía me dijo vaya mire por el asiento donde estaba, debio esconder por ahi y asi fue despues de buscar dentro de los cojines de los asientos el dinero cayo al suelo; el ladrón seguia sin decir nada...a la final nos devolvieron el dinero y nos dijeron que a él no lo podían arrestar porque tendríamos que ir a otro pueblo a poner una denuncia y que la evidencia no se encontró en su propiedad...en fín la policía es la misma en cualquier lugar.!! Afortunadamente recuperamos lo nuestro y al tipo lo dejaron ahí en el camino.

Luego de semejante historia en el bus finalmente llegamos a Montañita, al bajarnos una panadería colombiana...un chico que se bajo junto con nosotras me pregunto en inglés con un acento raro..que era lo que había sucedido, así que le explique todo, el sorprendido nos mostró fotos del que nos queria robar y pregunto también que donde ibamos a hospedarnos; en ese mismo bus se bajo un señor venezolano quien se unió a la charla y entre español e inglés ibamos caminando todos hacia nuestro destino. Hostel Esperanto, ubicado a unos cuantos metros del mar y para mi concepto el mejor hostel de montañita, con una vista al mar espectacular. Nos indicaron que la noche salía a $10 cada una por habitación y $25 por una habitación privada pero que sí compartiamos privada 3 personas nos costaría $10, así que le preguntamos al chico que recien conocíamos, pero que nos daba muy buena energía que si quería compartir cuarto con nosotras y él accedio. Su nombre Sthepan de Alemania, otro gran personaje en nuestro viaje y ahora un muy buen amigo. La habitación era cómoda, amplia, tenía cuadro camas una semi doble y tres sencillas, un balcón con vista al mar y baño privado, no podíamos pedir más. El hostel tiene una terraza en la parte de arriba con hamacas, sillones y unas vista preciosa al mar y sus alrededores. Hostel Esperanto en Montañita top 10 bastante recomendado. El único inconveniente y como no todo puede ser color de rosa es que el Wifi no llegaba a las habitaciones, así que tocaba usarlo desde la sala del primer piso, todo lo demás excelente. 

Stephan viajaba solo, así lo ha hecho desde hace 2 años despúes de una ruptura amorosa que lo impulsó a viajar por todo el continente sur americano. Caía la noche y los tres teníamos hambre, así que salimos a explorar el lugar y buscar algo de comer. Al salir del hostel se camina aprox 1 minuto a la playa y de ahí un par de minutos más hasta llegar a la zona donde hay de todo. Son unas calles llenas caseticas, donde preparan variedad de cócteles, restaurantes de todo tipo y para todo tipo de gente, bares, hosteles, tiendas de surfing y muchos artesanos de todas partes del mundo mostrando su arte y vendiendo para poder seguir viajando. Decidimos entrar a comer pizza por recomendación de Stephan, quien ya había estado ahí varias veces, comimos pizzas vegetarianas pues él desde hace 18 años dejó la carne por completo y un par de cervezas. Terminamos la noche conociéndonos, contándonos la vida de los tres, una cerveza más y al hostel a descanzar. El chico desde el primer momento nos generó bastante confianza, así que no tuvimos ningún lio en compartir nuestra estancia con él.

En la mañana fuimos con él a desayunar, a un lugar en frente de la playa de dueños italianos otra recomendación de nuestro amigo,  nos comimos un bolón de queso uyyy que cosa más rica! Es plátano verde en forma de bola relleno de queso gigante muy bueno. Luego en el mar todo el día, en la tarde llegó Arí, la argentina que conocimos en Guayaquil acompañada de su novio Nico un chico tan buena onda como ella; con ellos compartimos unas cervezas en la terraza del hostel despúes de haber tenido un día de  sol y playa.

En Montañita nos quedamos una semana completa, es un lugar muy lindo, el ambiente es genial, muchos viajeros, surfistas, artesanos, fiesta, cómida, y lo mejor playa!
Nos habían dicho que no nos recomendaban este lugar por su alto voltaje en rumba y excesos de drogas, pero honestamente nada de eso fue para nosotras, al contrario bastante relajado. El único día que sentimos una bulla tremenda y un desorden total que parecía Melgar, Tolima un fin de semana, fué el sábado, así que quisimos salir a ver como se movia el ambiente, tomamos algunos cócteles y estubimos un rato en un bar de rock alemán.
Montañita fue un lugar muy especial, nos dió la fortuna de conocer a Stephan y de ver otro tipo de cultura, de comer diferentes platos, disfrutar de los días soleados en la playa. A este lugar queremos volver muy pronto, si se puede a la subida seria genial. Pues nuestros amigos argentinos Arí y Nico se quedaron vendiendo collares y camisetas para seguir subiendo hasta llegar a Colombia o Costa Rica. Al despedirnos de ellos le regalaron a nina un collar con unas piedras de colores y a mi un tobillera de donde cuelga un mundo.
No queríamos irnos de este lugar, pues nos sentíamos amañadas y con muy buenos amigos, pero teníamos que seguir el viaje, así que para que la partida no fuera dura nos movimos 30min más lejos con Stephan a una playa llamada Ayampe.









































































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