Guayaquil, Ecuador!!

Llegamos temprano a la ciudad de Guayaquil, casi nos pasamos de parada pues estabamos dormidas cuando el bus llegó y su próxima parada era en Salinas, igual en nuestra mente seguía la idea de nos quedamos en Guayaquil o nos vamos para montañita directamente.
Varias personas nos habían dicho que Guayaquil era inseguro y no muy bonito; así que no sabíamos que hacer hechamos un cara o sello y ganó quedarnos; sin mas pensarlo tomamos un taxi hasta nuestro hostel, donde ya teníamos una reserva para esa noche, Hostel Nuca pacha $ 7.50 la noche por cada una y desayuno incluído nada mal! Aparte tenía una linda y refrescante piscina. Al entrar al cuarto con 5 camas camarote vimos que solo una persona estaba en el lugar, una chica de muy buen semblante y una energía única su nombre Ariadna (Arí), quien se convirtió en una de las personas más especiales en el viaje hasta ahora. Ella Argentina de nacimiento pero ciudadana universal diría yo. Nos saludamos, nos presentamos, las tres conectamos nuestras energías de una, en esas cosas raras del destino. Ese día nos dimos un buen baño en la piscina pues hacía un calor de unos 36C; habíamos quedado con Arí de ir a visitar los pocos lugares turísticos que nos habían mencionado. La idea era salir al día siguiente a Montañita, así que teníamos que aprovechar al máximo nuestro corto tiempo en Guayaquil. Después del medio día salimos rumbo al Malecón, tomamos un bus por $ 25 y luego de unos 20 minutos de recorrido llegamos a un malecón largo que cruzaba junto al Río Guayas. Debo confesar que el calor y el hambre que tenía no me dejo disfrutar de este paseo al máximo, creo que igual andaba nina y arí, pero caminamos largo todo el malecón, nos indicaron que fueramos a las peñas que quedaban al final de ese malecón y que era muy bonito. Yo sudaba, la cabeza me empezaba a doler, miraba al frente y todo lo que veía eran unas casas de colores en una montaña igual seguimos caminando y preguntamos una vez más por donde eran las famosas peñas. Llegamos a una calle angosta con unas casas coloniales, una calle angosta, era bien bonito pero parecía como que su construcción hasta ahora estaba en proceso, pero se ve que tiene un buen futuro; erán las 4 de la tarde y casi nada estaba abierto, hacía mucho calor y hambre también, así que volvimos al malecón al único restaurante que nos cruzamos en el camino; ya no tenían menú del día (corrientazo), así que toco pedir a la carta. Nina y Arí que les gusta el ceviche pidieron algo de nombre leche de tigre y yo más de la tierra un seco de carne. Hasta el día de hoy nina lamenta haber ordenado esa leche de tigre, no porque estuviera feo, sino porque le llevaron una copa de vino con la mitad del contenido y sin tan siquiera una galleta para acompañar, lo peor no fue eso sino que la bobadita costo $10...mi plato por el contrario estaba bien bueno y abundante. Terminamos, mi cabeza empezó a doler con mucha fuerza y ya la noche caía, asi que volvimos al hostel que con todo respeto era lo más bonito que veíamos de Guayaquil, tal vez no en nuestra poca permamencía no vimos lo suficiente.
Al llegar al hostel nos tomamos unas cervezas, hablamos con la argentina y un Venezolano llamado José que estaba en Guayaquil por cuestión de negocios y luego de reirnos un rato de los términos que cada uno usa en sus países nos dormimos.

Al siguiente día desayunamos, organizamos maletas, cada día nina se vuelve una dura haciendo las maletas. Luego nos dimos una ducha nos despedimos de Arí a quien veríamos al siguiente día en Montañita, pues ella estaba esperando a su novio para arrancar. Tomamos el bus # 65 por un valor de $0.25 que nos llevaría al terminal terrestre de Guayaquil, pero antes entramos a un restaurante que se llamaba algo así como la choza paisa y nos pedimos un riquísimo almuerzo por $2.50 cada una. Buen precio y bien rico. Hacía un calor terrible, llegamos al terminal, compramos los boletos a Montañita $6 cada una y nos embarcamos de una vez el bus estaba de salida. Recorrido Guayaquil - Montañita 3 horas y media.